Una coalición, formada por decenas de organizaciones de salud de todo el país, marchará el jueves al Congreso para exigir la no aprobación de los recortes en el Presupuesto de salud 2025 que impulsa el gobierno nacional. La marcha será encabezada por los hospitales Garrahan, Posadas y Bonaparte, con apoyo de la Fesprosa y la Federación de Profesionales de C.A.B.A., entre otros.
La convocatoria es para el jueves 21 de noviembre a las 13 horas en el Congreso de la Nación. A posteriori, con motivo del Día de la Enfermería, los manifestantes se trasladarán a la Legislatura porteña para reclamar el ingreso de enfermería a la carrera profesional de la Ciudad.
El Presupuesto 2025
En el Presupuesto enviado por el Ejecutivo para el año que viene no solo hay una disminución de la partida global para salud pública, sino también la destinada a la financiación de los grandes hospitales nacionales como el Garrahan y el Posadas que pierden frente a la inflación, en términos reales, entre un 20 y un 40 por ciento de su financiamiento.
A la desaparición de los programas de violencia de género y cuidado para las mujeres se suma la eliminación del programa de prevención del embarazo adolescente. Además, en la partida destinada a la medicación antituberculosa, anti-HIV y hepatitis C, el descenso es de un 76%, mientras que la Dadse sigue paralizada, sin entregar los medicamentos de alto costo a los pacientes más necesitados sin cobertura social.
Se profundiza la situación de una parte importante del personal de los hospitales nacionales que desde hace décadas sufren condiciones de precariedad, lo que facilita los despidos, el deterioro salarial y el desgaste laboral.
En el ámbito de las políticas públicas en particular, todas las medidas del gobierno nacional han tendido a degradar, precarizar y recortar el derecho a la salud para nuestro pueblo:
● Hubo recortes en programas de garantía de acceso a 55 medicamentos para jubiladas y jubilados.
● La “desregulación” de precios disparó en un 188% el valor de medicamentos en general, con afectación particular de los de adultos mayores.
● Se desfinanciaron programas de producción estatal de medicamentos (la Anlap) y otras medidas que también afectaron a los sectores más pobres.
● La “liberación total” de los precios de las prepagas permitió aumentos en las cuotas de casi un 120% en el año, lo que hizo migrar a más de 200 mil usuarios a la salud pública, aumentando la presión de la demanda ya existente sobre nuestros hospitales y centros de salud.
A eso se suma la variable más directa de afectación del sistema de salud, el salario y las condiciones laborales del personal, las cuales se vieron especialmente afectadas. Los sueldos quedaron no solo rezagados respecto a la brutal escalada inflacionaria, con la devaluación inicial del actual gobierno, sino que, al ya venir con fuertes retrasos de la gestión anterior, directamente una porción mayoritaria de trabajadoras y trabajadores de la salud están por debajo de la canasta de pobreza.
El full time es atacado en una política promovida desde el Cofesa, poniendo en peligro su vigencia en los distritos donde es una columna vertebral del sistema, como en las provincias de Neuquén, San Luis y Tierra del Fuego. A su vez, centenares de profesionales dejan el sistema público buscando otros horizontes tanto en el país como en el extranjero.
Es por eso que el jueves, después de la concentración en el Congreso, se realizará una marcha a la Legislatura porteña para exigir la aprobación del proyecto de inclusión en la Ley 6.035 de ese colectivo, sin más demoras ni maniobras, avanzando en su reconocimiento salarial, laboral y profesional.
El proyecto del Presupuesto nacional 2025, además de configurar un brutal ajuste para la población, reduce drásticamente la partida de salud, al destinar 5.2 billones de pesos contra 4.9 del anterior, con una inflación acumulada superior al 100%.
Por todo lo antedicho, es necesario fortalecer la movilización de los equipos de salud y la mayor unidad con todos los y las trabajadoras en general, manteniendo un plan continuo de lucha. Mientras, las centrales sindicales no convocan a parar. Para derrotar definitivamente esta política anti-sanitaria, anti-educativa y anti-popular, las organizaciones de salud, sindicales, sociales y estudiantiles deben coordinarse y marchar en las calles. La Fesprosa va a seguir profundizando ese camino.
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