jueves, 28 de enero de 2021

Fesprosa expresó su posición frente al debate por la reforma del sistema de salud

La presidenta de la Federación, María Fernanda Boriotti, resaltó que Fesprosa viene sosteniendo la necesidad de un sistema de salud universal desde su nacimiento en el año 2005. En los últimos años lo hizo en el marco del Movimiento por el Derecho a la Salud y el Acuerdo Multisectorial por los 15 puntos. “El debate sobre el sistema de salud argentino debe ser con participación de todos los sectores y actores para construir participativamente un sistema único, universal, integral e integrado en redes de atención, eficiente y transparente”, dijo.


¿Cuál es la opinión de Fesprosa sobre el debate en curso?

-A partir del acto de La Plata, en el cual la Vicepresidenta puso en agenda la creación de un Sistema Integrado de Salud, tomó estado público el documento de Soberanía Sanitaria que provocó una fuerte reacción del establishment.

Al unísono, la dirigencia sindical y las Cámaras Privadas salieron a pedir  mayor aporte de trabajadores y patrones, aumento en las cuotas de las prepagas y, en última instancia, más subsidios del Estado. Esta sinergia no es casual. La alianza estratégica entre la seguridad social sindical y la medicina privada los convierte en socios entrañables.

El 80% de las prestaciones de las obras sociales las realiza la medicina privada. Pensamos que esta  reacción desmedida es un síntoma de la fragilidad del sistema. Promovemos una gran convocatoria a todas las fuerzas sanitarias para que  la Medicina Privada deje de ser  el sector dominante, el que imponga las reglas del juego. Desde Fesprosa venimos impulsando tanto en el Movimiento por el Derecho a la Salud como en el Acuerdo Multisectorial por los 15 puntos un debate sobre el sistema de salud argentino con participación de todos los sectores y actores para construir participativamente un Sistema Único, Universal, Integral e Integrado en redes de atención, Eficiente y Transparente.

¿Cómo ve la propuesta contenida en el documento de soberanía sanitaria?

-En el primer párrafo, el mismo se define en la polaridad derecho-mercancía y a favor de la universalidad. Sin embargo, a la hora de hacer operativas esas definiciones, el Sistema Nacional Integral (SNISA) propuesto acepta la convivencia de tres sectores que tienen distintas bases: el sector público, basado en la universalidad y el derecho de ciudadanía; el sector de la cobertura social vinculada al trabajo en blanco; y la medicina privada, basada en la capacidad de pago, donde claramente la salud es una mercancía. Estos dos últimos, como decía antes, profundamente imbricados.

En lugar de avanzar sobre alguno de estos sectores, el sistema propone su coordinación. Así que no se trataría de una reforma de fondo ni de la creación de un sistema universal, sino una nueva propuesta de coordinación entre los  subsectores que conforman hoy el sistema de salud argentino.

Si apoyamos la necesidad de  una ley nacional de salud y que una reforma constitucional que incorpore a la salud como derecho humano, cosa que la Constitución de 1994 omitió.

¿Piensa que da respuestas a la crisis del sistema?

- Sin dudas, es positiva la  formulación  que habla de aumentar la inversión directa en salud del Estado nacional a través de la creación de un fondo nacional de salud, pero no hay especificidad del volumen de ese aumento ni de los mecanismos de conformación del fondo.

Para nosotros  es clave  la inversión del Estado nacional en infraestructura, equipamiento y recursos humanos, financiados por Nación.. Los primeros atisbos se vieron en el involucramiento de Nación en el manejo de la pandemia, la construcción de hospitales modulares y el apoyo financiero a determinados tipos de contrataciones temporarias. La definición de inversión directa del Estado nacional en hospitales de alta complejidad en las provincias va en esa dirección y también lo consideramos de gran importancia.

¿Cuáles son los puntos que resaltaría como positivos y cuales las insuficiencias?

-Ya mencionamos la definición a favor del aumento de la inversión estatal federal. Añadimos la política de medicamentos  que se basa en el relanzamiento de la ANLAP y la producción publica de medicamentos.

Otro párrafo que coincide con los 15 puntos es la paritaria nacional de salud. No deja de ser reconfortante después de haber batallado por más de 20 años en soledad que en un  documento como el que analizamos aparezca  esta formulación. Obviamente, habrá que bajarla a tierra. Los trabajadores de la salud la tomamos como propia y la hacemos nuestra bandera.

¿Y qué otros puntos le gustaría recalcar?

El documento también tiene definiciones generales sobre otros ejes temáticos: salud y género; salud, ciencia y tecnología; salud laboral, salud y saberes ancestrales; salud, niños y adolescentes; salud escolar; y salud de las personas mayores. Obviamente son todas definiciones generales con las cuales, aún con matices, tenemos un acuerdo global.

En particular, ¿Qué opina sobre el impacto de la pandemia en la seguridad social y el sector privado? ¿Son razonables sus reclamos sectoriales?  

-Durante la pandemia los ingresos del sector privado/seguridad social disminuyeron por la vía de la rebaja salarial en los estatales y la pérdida de puestos de trabajo en el privado. El Estado salió a auxiliarlos con subsidios directos y desgravación impositiva, las ATP y el bono estímulo. Pero no hay ninguna evidencia de que el sector privado y la seguridad social hayan aumentado sus gastos netos durante la pandemia. El aumento de prestaciones COVID contrastó con una postergación fenomenal de otras prestaciones de baja y alta complejidad.

Nos llama la atención que un sector del sindicalismo empresarial vuelva a poner en agenda la disminución del salario real de los trabajadores por la vía de un aumento de aportes para subsidiar sus negocios. Para nosotros la universalidad debe ser  financiada por rentas generales y una reforma impositiva progresiva.

¿Le parece oportuno lanzar este debate en plena pandemia?

-Desde Fesprosa retomamos el ítem 6 de los 15 puntos: “Promover un debate participativo sobre el sistema de salud argentino con participación de todos los sectores y actores para construir participativamente un Sistema Único, Universal, Integral”. La pandemia demostró que la cenicienta del complejo sanitario argentino, el sistema público de salud, estuvo en primera fila y le puso e pecho a las balas. Los que no quieren debatir ahora las reformas esperan que la marea baje y la opinión pública olvide la necesidad imperiosa de fortalecer el sistema público de salud. Por eso es que urge convocar a este  debate  con los representantes de los trabajadores, de los territorios, de las organizaciones sindicales y sociales, de la universidad, de los estudiantes, de la ciencia de la salud. Así podremos dar  los primeros pasos en dirección de reformar un sistema fragmentado y desigual como el que rige hoy la salud en Argentina.

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