El ministro Mario Russo presentó su renuncia al frente de la cartera de Salud. Lo anunció el gobierno nacional ayer en un comunicado. Fesprosa hace un breve balance de una desastrosa gestión.
La Federación Sindical de Profesionales de la Salud (Fesprosa) no lamenta la salida del ministro de Salud, Mario Russo, pero duda de que, en el contexto de las actuales políticas del gobierno nacional, vaya a cambiar demasiado la mala gestión de la salud pública.
El funcionario saliente debutó no queriendo recibir a los trabajadores. La Fesprosa le pidió una audiencia el primer día de su gestión para abordar distintos temas (el salario de los trabajadores, la falta de insumos y la situación de los hospitales nacionales como el Posadas, entre otros puntos) y el ministro contestó un mes y medio después que no tenía tiempo. La Federación reiteró ese pedido frente a distintos problemas, en todos los casos la respuesta fue el silencio. Uno de ellos fue la necesidad de una campaña activa durante la epidemia de dengue. Para el ex ministro, la escasez de repelentes y la falta de vacunas se arreglaba usando camisas de manga larga.
¿Cuál es el balance de la gestión de Russo? Para empezar, los cientos de despidos en el hospital más grande de la Argentina, el Posadas, con persecución a los trabajadores incluida; la destrucción de programas importantísimos, como el de prevención de embarazo adolescente, y la desastrosa situación de entrega de medicamentos a personas vulnerables, la Dadse, que llevó, según las asociaciones de pacientes, a la muerte a más de 50 pacientes oncológicos a los cuales se les discontinuó la medicación.
También fue partícipe de la desfinanciación y la desregulación de la salud pública, con el proyecto de transferencia de los hospitales nacionales (Garrahan, Posadas y otros) a las provincias, como manera de desentenderse de las responsabilidades del ministerio; o con la política que ejecutó el gobierno en materia de remedios, particularmente con la disolución de la Agencia Nacional de Laboratorios Públicos (ANLAP) y la liberalización de los precios de los medicamentos, lo que llevó a buena parte de la población a agravar sus enfermedades (se calcula que más del 15% de los jubilados tuvo que discontinuar la medicación). Estas son solo algunas de las perlas de la gestión de Russo, que jamás quiso recibir a los trabajadores.
Para María Fernanda Boriotti, presidenta de Fesprosa, “el gobierno de Milei, con el DNU 70/23, con la Ley Bases y con su política de recorte del gasto y de las transferencias a las provincias, que son las que administran el 85% del sistema de salud, debería dar una vuelta de campana para nosotros que no es posible en tanto continúen sus políticas”. Y consideró que la salida de Russo “significa que las políticas de salud del gobierno están fracasando y, como en muchas otras áreas, se llevan puestos a los funcionarios que las llevan adelante”. Y resumió: “Terminó una corta gestión de un ministro que se va con muertos sobre sus espaldas”.
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