Desde Río Gallegos al Impenetrable, desde los centros de salud de Tilisarao en San Luis al Posadas, el hospital más grande de la Argentina, con impacto en el AMBA y en las provincias, la Jornada del 15 de julio fue un paso importante en la batalla por la dignidad de las y los trabajadores sanitarios.
Con 8000 infectados y treinta fallecidos, con paritarias
congeladas, acosados por la precarización laboral y la fatiga, el colectivo de
salud demostró ayer que el barbijo no es mordaza y que para expresarse con potencia
solo hace falta acordar puntos mínimos, fecha común y convocar a todos y todas,
sin exclusión alguna, a expresarse de acuerdo a la realidad política y
sanitaria de su provincia, ciudad o centro de salud. Fue una jornada construida
y concretada desde las bases.
Seguiremos en ese camino, tendiendo puentes y convocando para crecer aún más, para que nuestra voz atraviese las barreras de la infodemia, de los discursos vacíos y las promesas incumplidas. Tenemos que hacer realidad la consigna que encabezó la marcha tucumana y que sentimos en todo el país: Salud Unida, Jamás Será Vencida.
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